domingo, 11 de septiembre de 2011

Me miro al espejo y la que esta ahí soy yo misma.

Te levantas por la mañana, te duchas y llegas al armario, lo abres y empiezas a buscar ropa. Camisas, jerseys, camisetas, vestidos, vaqueros... No sabes qué ponerte y empiezas a pensar y a probarte cosas. Y, ¿en qué te paras a pensar? En si te verán guapa, si es lo más apropiado para tu trabajo, en si hará frío o calor, lloverá o nevará, en quien te podrá ver y lo que pensará si te ve.
Son buenos argumentos para elegir la ropa que te vas a poner, tan buenos que se nos olvida el mejor, más simple y creo que de más autoridad que todos los anteriores y más que se os puedan ocurrir; nosotros mismos.
Mirarse al espejo y verse guapa es la mejor forma de empezar el día. Y verse guapa porque sí, porque te has arreglado, has elegido lo que te ha apetecido y todo pensando en ti misma.
En esta sociedad hemos cambiado los valores de sitio y me da la sensación que eso es el principio de muchos problemas actuales. Nos hemos vuelto egoístas pero a la vez también hemos dejado de pensar en nosotros mismos.
Egoístas en el sentido de que para subir, escalar, somos capaces de pisar a compañeros, de triquiñuelas y hacemos oídos sordos a problemas y a situaciones. Creemos que por mantenernos al margen todo desaparecerá y simplemente nos limitamos a seguir como un rebaño de ovejas y a ocupar nuestro cerebro con actividades que sólo atrofian más a nuestro cerebro.
Desde otro punto de vista nos hemos vuelto seres demasiado sociales, hemos llegado a dejar que la opinión pública nos elija los caminos que debemos tomar y las cosas que debemos hacer porque si no fuera así nos someteríamos a una especie de juicio propio de otras épocas en las que por no ser católico te mandaban a la hoguera.
Viendo como la gente encauza sus vidas sin personalidad, sin ilusiones propias yo quiero ser una voz discordante. Una voz que siga su propia vida y deje su propia estela sin influencias externas. Ser yo la primera en mi vida, en la primera que piense y en mi gente, esa que está ahí siempre, los de verdad que siempre ayudan y apoyan. Vivir mis días con sus noches haciendo a cada segundo lo que yo misma me dicto y no lo que esta sociedad basura que hemos creado entre todos cree mejor para mí. Porque de lo que estoy segura es que esa sociedad conoce tan poco de mí que lo que propondría hacer con mi vida tendría una diferencia de 180º respecto a la realidad, a mi verdad.




Tengo mucha vida y este don de gentes
creo en mi misma, no es cuestión de suerte. 
Tengo otro concepto de comerme el mundo. 
Amor, como yo no hay dos.

2 comentarios:

  1. interesante paradoja egoismo-narcisismo ovejismo-falta de altruismo.muy bueno el final.

    ResponderEliminar
  2. Segui el olor y encontré este blog.
    A conocer a alguien aquí y allá ... ...

    Un beso de Nita. Hoy un buen día!

    ResponderEliminar