lunes, 25 de abril de 2011

Otro día más...

Un torbellino de emociones es poco, un huracán se queda corto...Siento tantas cosas por segundo que mi corazón se desborda por momentos y siento la necesidad de llorar a veces y de reir en otras. Y el problema es que no sé que hacer con tanto sentimiento...Callármelo ya fue imposible y supongo que por simple supervivencia intenté negarme las cosas y pensar que simplemente eran producto de mi imaginación. Durante unos días algunos pensamientos parecían alejarse de mi y difuminarse en el aire con la misma rapidez que llegaron. Pero como siempre suele suceder en mi vida, un día llegó un vendaval que tiró por tierra esa torre que yo me había creado y creído. En ese día el latido inconfundible de mi corazón cuando me pasan estas cosas volvió a latir con más fuerza y esas dichosas mariposas que habían dejado de batir sus alas volvieron a despertar en mi interior. Puede que a este paso llegue a odiar las mariposas por recordarme cada vez que vuelves a mis pensamientos lo que siento.
Bien, llegados a este punto sólo intento saber cómo poder resolver estos conflictos internos que cada día me hacen sentirme eufórica y desdichada, feliz y triste, contenta y aburrida...Y ya no sé si lo conseguiré escribiendo porque parece que me lío más que me aclaro.
Empiezo a tener claro que estas cosas no están hechas para mí en tanto que ya me canso de lo que duelen y me gustaría poder evitarlas pero parece imposible.
Pero luego pasa que te vuelves a aparecer y claro, las cosas cambian y mi sonrisa sigue puesta sin dolores ni tristezas. Con tu forma de ser haces que todo parezca mucho menos de lo que es y que por un momento las nubes se vayan y deje de llover. Y aunque haya ratos que sienta rabia, incomprensión, algo que quiero que sea odio para que borre todo esto, tristeza; no puedo aguantarme y dejo que esas mariposas dibujen otra vez mi sonrisa.
Y entonces, después de todo, de darle dos mil quinientas diecisiete vueltas a la cabeza llego a la conclusión que es inevitable, que por mucho que lo intente el estar mal no se va a ir, pero esa sensación de estar en las nubes tampoco, que son sentimientos que se acompañan el uno al otro...Por lo tanto he decidido convivir con ello, disfrutar de los momentos de euforia y olvidarme por completo de los malos, ahogarlos y hacer como si no existieran porque no merece la pena sufrir y menos si es por esto.





Ya lo sé, soy idiota.
No deberian importarme tantas cosas
que calientan mi cabeza.

domingo, 10 de abril de 2011

Ambiciosamente loca...

Pronto, lo sé. Precipitado, puede ser. Sin base lógica, también. Intuitivo, seguro. Poco inteligente, quizá. Con toda la ilusión, puedes estar seguro.
En la vida a veces conoces a gente que en principio no significa nada, lo ves como un puro trámite y no le das importancia porque no sabes lo que puede llegar a significar. En ese momento en tu vida hay cosas que tú misma piensas que son más importantes y por ello cierras puertas sin saber muy bien lo que hay detrás de ellas.
Dicen que cuando Dios cierra una puerta abre una ventana y puede ser verdad sólo si cambias eso de Dios por algo como la suerte o el destino. Y mi suerte o mi destino decidió que mis ojos debían asomarse por una ventanita, pequeña al principio, que tenía vistas a una personalidad tan diferente a las que siempre conocí que me obligó a conocerla.
Conocí a un chico inteligente, simpático, amable, sincero, encantador, loco, raro en el buen sentido de la palabra, irónico, gracioso, amigo de sus amigos; un chico diferente al resto, de esos que dicen no quedar...
Te conocí a tí y todo empezó a cambiar. Yo no me daba cuenta pero día a día hablábamos y te ibas adentrando en mi vida de una forma increíble.
Horas y horas hablando, riendo hicieron y hacen que no pueda negarme a mí misma todo esto; que aunque trate de no pensarlo me puedan mis sentimientos y haya días que se me haga imposible negar lo evidente.
No se en que momento pasó o porqué fue, si por las vueltas al mundo o por todas las sonrisas que me has regalado, pero sé que esto ya no es un mero trámite. Y también sé que me has ofrecido una de las mejores amistades que he tenido y que tengo y que por ello, no la quiero perder, aunque tenga que callarme lo que estoy sintiendo.
Callarse a veces es lo correcto, porque no es el momento o porque quizá sea la situación que menos problemas provoque pero yo no quiero hacerlo y menos contigo. Siento la necesidad de decirte que me has vuelto hacer sonreir sin más, porque mi cuerpo tiene ganas, que por las mañanas me levante de mejor humor sólo porque me acosté pensando en las mil y una tonterías de la noche anterior.
Me gusta sentir esta ilusión e imaginar que algún día cambie de escenario, de mi mente a la realidad, que lo que pienso pueda tener lugar alguna vez, que tú puedas quizá sentir algo parecido...Y también me gusta que sólo seas mi amigo, porque sé que estás ahí y sabes que siempre estaré aquí para lo que necesites; y que no sepas nada de todo esto porque quizá las cosas cambien.
Pero odio soñar contigo, querer decirte que me encantas, pensar en tí cada día más y no poder decírtelo.
Entonces es cuando me armo de valor y en un arranque de ambición me subo al cielo y veo desde aquí todo de otra forma y veo posibles cosas que habitualmente las veo inalcanzables, como estrellas.
Y aquí estoy...desde el cielo, llevando a cabo mi apuesta inteligente diciéndote que sólo me gustas un 40%.




Todo lo que una persona puede imaginar, otras podrán hacerlo realidad
Julio Verne

sábado, 2 de abril de 2011

Montañas rusas

Y la vida es eso, una montaña rusa. Unos días subes, otros bajas y en otros te mareas tanto que no sabes ni dónde estás.
Arriba, abajo, tantos cambios te descolocan y te descentran...Ahora sí, arriba, vistas increíbles, mariposas en el estómago, ganas de gritar y dolor en la cara de tanto sonreir, no hay tristeza en el mundo, sólo tú feliz.
Un instante después, ahí abajo se convierte en aquí. Oscuro, profundo, frío y hasta húmedo, vacío, solo, tan solo que podría gritar a los 4 vientos mis rabias y nadie me oiría.
Lo más interesante de esta montaña rusa es que esa zona alta e increíble podría perfectamente darse lugar en una noche oscura, fría y húmeda y la zona baja estaría perfectamente ubicada en una tarde soleada, calurosa, con sonrisas alrededor pero no en ti...
Aquí abajo no hay nada, solo oscuridad y soledad, rodeada de gente solo quiero quedarme sola, aislarme y hablar con mi gente. Aquí se ve tan clara la hipocresía, la falsedad, las relaciones interesadas, los problemas, las malas contestaciones...Necesito unas gafas para estar aquí, es tanta la claridad que desprenden todas las cosas malas que mis ojos empiezan a doler y a llorar, aunque no sé si mis lágrimas son por la claridad o por otra cosa.
Odio estar aquí, también entiendo que hay días así, pero es tal la impotencia que siento al ver como los minutos pasan y el pesimismo se adentra más en mi...Odio no poder parar de llorar en silencio, nadie me entendería y además la gente está tan inmersa en sus vidas que podría gritar y harían como si nada por continuar con su vida y no perder el tiempo.
Odio escuchar y no sentirme escuchada...Odio querer gritar y no poder..Odio no saber si ha pasado algo..Odio no ser más feliz..